lunes, 3 de junio de 2019

Proemio a San Francisco

Me extraña, yo se que me extraña. Que en algún lugar recóndito de su indómita existencia, me extraña. Que me anhela día y noche con su delicioso perfume de centeno. Sus ojos están tan lejos, y no es su culpa, tampoco es culpa mía, quizás un poco si pero, en definitiva, me extraña. Cada fragmento de mi ser ansia su llegada, quiero que en mis cuencas broten cataratas de nostalgia, cuando mi tacto impúdico se estremezca con la aspereza de su piel desértica.
El miedo es incertidumbre y yo soy un mar de dudas. Pero puedo asegurar con la frialdad del calculo que aun me extraña.
Un papel en blanco, es el culpable de este descargo. Temo por nosotros, en realidad, temo por vos. La sola idea de pensarte en la soledad de tus pensamientos, me eriza tristemente la piel. Se que estas haciendo en este momento, en este instante. Estas saliendo del trabajo, vas a caminar un par de cuadras para darte cuenta, para preguntarte -¿que es lo que hago aca? -
¿O no es eso lo que siempre me preguntabas? "¿Que haces vos aca?".
Puedo decirte, sin temor a equivocarme, que podría recordarte quien sos, por si se te olvidaba.

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