domingo, 9 de junio de 2019

Iluminaciones

Justo en una aldea digital venimos a enterarnos que no tenemos nada que ver con la naturaleza y en la que todos estamos fritos antes de nacer, por una cultura decante. Voluntades que prefieren flotar en el Riachuelo de la podredumbre intelectual y así vamos todos muertos por la vida con un cuerpo seco y desprovisto de emociones. Un cuerpo destruido y sin alma. Pero todo esta ya compensado. Estamos pagando duro. Es que a veces, muchas veces, preferimos morir.

Pero esto lo sabemos después. Mientras todo gira entorno a una irónica y desaforada militancia del comerse todo. Y por supuesto que uno es comensal de si mismo.

No es para aplaudir. Ni para criticar. Alguien nos empuja a este lugar con una insistencia que ya tiene algo de misión. Cualquiera viaja a estas zonas, pero regresa enseguida a tierra firme, creyendo que asi no sera alimento de los gusanos. Pero nosotros mire bien, nos instalamos. Y la pregunta por el misterio y la médula osea es un fuego permanente. Monjes estrangulados por la estupidez de un siglo que arrastra la idiotez de los milenios.

Sobrinos de Rimbaud: Poetas oscuros que pretenden ser salvados, sabiendo que la salvación se la pueden meter por donde el mono esconde la manzana, porque a nosotros nos chupa lo que a ustedes le da certeza.

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