viernes, 29 de abril de 2016

Tarde de Otoño

El viento sur, un aire fresco que paraliza y estremece con una intensidad exorbitante, es la excusa perfecta para sumergirse en la bocanada tragicómica de la insípida soledad donde, la angustiosa melodía de los días es orquestada por el denuedo de las pesadas insolencias, entretejidas en la elocuente animosidad del secreto incandescente que escondido tras sus parpados repletos de tristeza hostil, va destruyendo lentamente cada célula de su esperanzado y desesperado corazón.
La intranquilidad de una vereda sin rayuelas, el rumor de la brisa celestial, las bestialidades de una ciudad sin intimidades.
Edificios, frió, miedos, frió, sobre todo frió.
Oculta en las sienes pasajeras de los suaves tormentos, tu sonrisa inspira guerras. Y sin remordimientos tus labios son portales hacia otro tiempo.
Absurdos tus lamentos que encontrados en el desierto cruel de tu piel insensible eclipsan los anónimos recuerdos de la ingravidez certera.

El cielo se va cayendo.
Cayendo en tu recuerdo.
Recuerdo.
Caer sobre el cielo
Bajar de la armonía.
Perder el contexto.

La armonia distante de una habitacion carente de espasmos. Segundos que se hacen siglos cuando me olvidas.

Alta insensibilidad, laberinto de soledad
Ideología de autoridad, espiritualidad
Falsa valentía, tenue melancolía
Perdí mis días sumergido en agonías

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