viernes, 17 de junio de 2016

Ceremonia

Allí abajo hay un publico inquieto, sediento de entretenimiento, plagado de inclemencias y torpezas estridentes, encendido por las llamas que devoran mi conciencia, sus miradas inquietas desnudan las quimeras que me gobiernan.
Mi mascara impide que ellos vean mi rostro, sus aplausos son para mi los abucheos para otros.
Es un karma vivir en la piel que me habita. Mi alma esta condenada por las almas perdidas.
La sentencia esta dictada, debo llevarla a cabo.
Sus ojos se van marchitando. La vida esta a punto de valer lo que vale el aire.
En mi pupila se delato.
El filo de la verdad, impulsado por la absurda inseguridad de mis manos atraviesan su cuello.
Un mar de sangre, tiñe las tablas de pino. El publico absorto por un momento.
La calma, al igual que la victima, muere con un jubilo de onomatopeya.

¿Podras creerlo Elena? El condenado me guiño el ojo.

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