martes, 29 de septiembre de 2015

Sudario

Junto al secreto incandescente, de la floreada madrugada, el silencio tardío de una soledad amordazada demostraba el instante eterno en el que alguna vez la había amado. La calle estaba apagada y el sendero sutil que transito se desvaneció por una niebla hostil. Sus lagrimas soporíferas enjuagaban la daga clavada en lo mas hondo de su confianza.
Nunca le pareció tan largo el camino a su hogar, nunca le creyó a sus pies que sus pasos serian tan lentos en esta ocasión, nunca pensó que saldría de su pequeño infierno de contaminación emocional. Nunca lo imagino. Nunca.
El sudario estaba destinado. Donde miraba observaba al enemigo y, donde observaba al enemigo lo acompañaba un sonido y, ese sonido era una frase y, cada frase era una mentira y, cada mentira una traición y, cada traiciona un nuevo dolor, y cada nuevo dolor, una nueva reencarnación.
El universo le demostró su desdén y el karma se cobro toda la felicidad de una vez.
Ser feliz es un castigo que a largo plazo se paga con intereses.
No obtuvo la calidez de un abrazo sincero. Se vio solo en este abismo, se sintió petrificado ante la desazón y ante tanta desolación. No hubo portales dorados, ni suaves caricias, ni cristales apasionados, ni nada por el estilo.
Alguien en algún lugar del universo es feliz, quiero pensar. Me alegro por el y si llega a leer esto solo le diré que no va a durar mucho. Porque corta es la dicha y larga es la lucha.

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