jueves, 2 de enero de 2014

Ouroboros

-Es hora de levantarse!- Una voz chillona retumba en las paredes de tu esquelético ser.
Repite tanto, ya te haces a la idea de ver amanecer. Tu angustioso cuerpo, demacrado por el infernal verano, se levanta de esa cama vacia y sucia. Los retazos de las sabanas, que alguna vez la arroparon, ya han perdido su blanco natural. Pareciera que te dejaste, que por fin abandonaste tu cuerpo, para habitar en otro ser.
Finalmente te decidis caminar al pasillo con tu aliento a derrota, y solo como un idiota te preguntas:
-¿Donde esta Dalia?-
-¿Donde encontrarla?-
No es la retorica la que te contesta, es el miedo a contestar. Desistis de tu monologo y volves con tu tipica pelea con el espejo que cansado de vos ya no quiere ver tu reflejo. Pones en evidencia tu mentira, ya no sos poesia sino puro verso.
Desayunas tu fatalidad, no puede haber mayor desnudez. Que endemoniada tu suerte gris. La mesa parece una fosa en que yaces como buen infeliz.
Salis a la calle y de casualidad no te pararon, te fuiste como asesino religioso de ese cruel Fadir.
El miedo brota por tus poros. Es hora de bailar con el destino.
Del sopor a la tempestad hay una ruta ardiente.
Llegas a ese nido de ratas, esa picadora de carne humana. Donde te esnifan el cerebro, donde con una sonrisa debes correr. Con el corazon en las manos los atendes. El sacrificio por un positano tan chico. Tragar barro para un perro ladrante que disfruta como un sadico tirano, verte disfrutar de los placeres de una vida miserable. El se burla mofosamente de tus dramas, es el tipico condimentador de estos comensales. Una y otra vez te jode la sopa y vos ni siquiera chistas, sos adicto a esa linea.
Pasas esas horas de esclavitud, tratando de soportar los ataques con esa sonrisa necrofila, andas carente de todo.
Finalmente salis de tu batalla cotidiana. En el camino, una papusa te hace compañia en el asiento trasero del Palio.
Recorres las infinitas calles de la eternidad, tratando de olvidar. ¿Que es ese olvido que te hace recordar? Tomas para olvidar las penas, y en el olvido se profundizan mas.
Enamorarte no es una opcion, ya no queda espacio en tu cuerpo para un alma mas. ¿Entonces que podes hacer?
Deliras frases, de palabras sobrantes de alguna sopa de lagrimas, nadas en ellas y te ahogas en el sentimiento. ¿Podras cruzar las aguas sin mojar?
Llegas con tu cuerpo de plomo. Atrofiado por tanto stress, tus movimientos son lentos. Destruyen la sed. Abris la heladera y te encontras con una metafora ya conocida en vos, esta vacia. Nuevamente sentis esa cruda patada. El eco del viento en algun lugar se escucha. Pestañeas y volves con tu ritual. El leon en tus entrañas no para de rugir. Otra noche, otro abismo, volves a confundir. Te echas en tu inmunda cama, peleas con la almohada y por fin te dormis.

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